lunes, 21 de noviembre de 2011

LA CRISIS EN COSTA RICA, ¿PARA DÓNDE VAMOS?

La democracia en Costa Rica tal como la conocemos hoy día la gozamos desde 1948, cuando José “Pepe” Figueres monta la primera revolución democrática del mundo, a causa de la deshonra que hacía Rafael Calderón Fournier al no aceptar a Otilio Blanco, del Partido Unión Nacional, como presidente de Costa Rica tras las elecciones de ese año, además de que denunciaba que no había libertad de expresión bajo el gobierno de Calderón que lo exilió de Costa Rica tras quitarle la finca que tenía por ser de procedencia española, más específicamente catalán, al menos sus padres.
 El control político de Costa Rica fue controlado, a través de la historia, por los cafetaleros que eran bastantes desde finales del siglo XIX, lo cual nos daría un imaginario colectivo que todos somos, o más bien éramos, labriegos sencillos, esto ha cambiado. La paz con la que el mundo nos conoce es relativa la desconfianza en sistema de una seguridad en las calles de Costa Rica se desborona cada día más, que la confianza en la Caja Costarricense del Seguro Social está en decadencia porque no satisface las necesidades de quienes no pueden pagar un servicio privado que es más eficiente, eficaz y tecnológica, horaria e infraestructuralmente mejor que el servicio que brinda el Estado.
En Costa Rica se vive una crisis en el sistema político donde los pobladores de este diminuto y pobre país de Centroamérica que parece un territorio donde parece que la democracia no existiría, donde estadísticamente los niveles de desarrollo económico y un tamaño pequeño están de la mano con un gobierno autoritario[1], apoyan a la democracia y han vivido con ella desde finales de la década de 1940 con la característica que están insatisfechos con los retos que plantea el nuevo escenario político en este país. La apertura a la globalización hace que los costarricenses vivan imaginariamente fuera de este país, soñando con aquella tierra donde todo se les da con solo pedirlo y el consumismo superfluo afecta a la economía costarricense y a su identidad nacional que los políticos no han explotado correctamente.
El sistema en que Costa Rica ha elegido vivir desde la construcción de la Segunda República tras la Constitución Política de 1949, un sistema democrático donde la construcción misma de la Segunda República de esta nación se basó en el respeto al proceso electoral a la voluntad del pueblo y eliminar toda “impureza” en el sistema que pudiera traer abajo la representatividad real del pueblo costarricense dentro de las esferas del poder político. Fue una revolución a favor de la democracia.
En la sociedad costarricense se palpa que las instituciones públicas creadas para el desarrollo democrático de este país están en decadencia y en deterioro, pero no solo físicamente (como muchos hospitales, clínicas, EBAIS, escuelas y colegios a lo largo y ancho de este país) si no en la continuidad y legitimidad de estas.
El costarricense se percata de muchas cosas, sin embargo, es ineficiente a la hora del cambio. El costarricense imita lo que otras sociedades hacen, pero no imita lo bueno, lo positivo ni lo progresista, si no que copia lo malo y el consumismo que es dañino para cualquier nación, el consumismo sin necesidad solo para satisfacer gustos superfluos que dañan la imagen del humilde campesino de que éramos antes.
La realidad como la pintan muchos libros e historiadores de Costa Rica de que hemos sido y somos una sociedad igualitaria muchas veces se viene abajo esa imagen cuando vemos las noticias de que las personas piensan en sí mismas como parte de sí y no como parte de una gran país llamado Costa Rica.
A los habitantes del país no les importa la historia, y no solo al estudiante de colegio que ya no se interesa, en la mayoría de los casos en superarse, en Costa Rica para las masas lo importante es el fútbol, la novela, cada día más la música degradante (lo cual no se le puede echar la culpa al rock), actos de corrupción, etc. lo que sea que no impulse el orgullo nacional ni la identidad de Costa Rica.
Los abuelos de muchos de la generación actual tienen un sentimiento nacional, lo jóvenes de ahorita no lo tienen, si no empezamos a crearlo este país va a tener una fase oscura como hace tiempo no se tiene, porque nacemos en libertad y democracia, pero la libertad y democracia son frágiles y si no se sabe cuidar caeremos en totalitarismos.


[1] Chalker, Cynthia: Elections and Democracy in Central America Revisited, 1995, pág. 101

CRISIS

Retomo el término que utiliza Pacheco para definir crisis que alude a una intensificación de ciertos síntomas que muestra una persona, una situación social, o una actividad, y que las enfrenta de manera radical, con el momento decisivo, con la alternativa son otra instancia: o la remisión del padecimiento, o la caída definitiva[1]. Entonces, deducimos que es un conjunto de acciones en deterioro de algún ente, persona, sociedad, etc. que se agrava con el tiempo y las soluciones son o eliminar el problema o caer ante el problema y dejar de existir.
Pero antes de analizar el porqué retomé este término quiero retomar otro término que es el de la democracia, que viene del griego demos que es pueblo y kratos que es poder. También se puede definir como la forma de gobierno, de organización del Estado, en el cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad al representante[2]. Esta definición nos ayudará a entender donde es que el sistema político costarricense falla a la hora de llevar políticas a favor del desarrollo del país o donde es que falla la Asamblea Legislativa y los partidos políticos en la representatividad real de los ciudadanos.
La democracia es un concepto antiguo, sin embargo, la democracia como la conocemos hoy en día se la debemos a los revolucionarios franceses y americanos que lucharon por la independencia de nuestros pueblos[3]. La soberanía debe residir en las manos del pueblo que son los que sufren las consecuencias de las decisiones tomadas en el poder más importante que establecieron los grandes ilustrados, el Poder Legislativo.
Constantino Urcuyo no explica los factores a tomar en cuenta para establecer donde comienza la crisis que sufre el sistema político costarricense. Establece que los responsables de la crisis son tanto el pueblo como los políticos. Dentro de los factores sociológicos menciona que hay un cambio social, globalización, actores nuevos en la política tras el desarrollo social y una diferenciación social importante. Dentro de los factores de los actores políticos establece que hay una fragmentación partidaria y parlamentaria, transformación de la identidad nacional, partidos políticos nuevos, empate en el sistema, mala calidad de personal político, falta de liderazgo y falta de nuevas propuestas, todo eso se le suma que las instituciones no facilitan la gobernabilidad, además de un populismo mediático[4].
Mientras que Constantino nos dice las causas, Francisco Antonio Pacheco nos dice las manifestaciones de la crisis política en Costa Rica las cuales son la desarmonía social creciente, tiende a escindir al país cada vez de manera más radical; crisis de desconfianza; debilitamiento del Estado y la política y por último una deslegitimación del sistema democrático[5].
Ciertamente, los autores están en la correcta apreciación de los que está ocurriendo en nuestro país, desde mi punto de vista, son complementarios los análisis que ellos hacen.
El cambio social en Costa Rica ha sido rápido en los últimos años, la urbanización creciente, olvido del campesino, desarrollo de la educación superior que crea personas interesadas en materia política nacional, nuevas demandas de la población hacia el sistema, el mundo audiovisual, las libertades dadas a las mujeres. Todo esto cambia la percepción del costarricense a la hora de ver la materia política porque el costarricense ve los sistemas de otros países los cuales son mejores que el nuestro y no agradecen de cierta forma el sistema que tenemos que es mejor que el de otros países.
La urbanización creciente provoca que el costarricense tome una vida más rápida y de consumo donde lo que realmente le importa es consumir de los mejores productos que pueda conseguir sin que necesariamente tenga los recursos necesarios para obtener legalmente los artículos. Esto también se debe a la globalización en que se encuentra Costa Rica en este momento, provocando que la pérdida de identidad que sea el sencillo labriego desaparezca entre tanta influencia extranjera donde todo es mejor que aquí. El sistema costarricense no va a mejorar si no encontramos un sentimiento real de pertenencia y nacionalismo, más allá del conjunto de jugadores que dicen que juegan fútbol profesional, porque aún así no a todos los costarricenses les une el sentimiento o la pasión de este deporte, o al menos no les une el sentimiento de apoyar a este grupo de jugadores que se hacen llamar profesionales en esta área. Porque la sociedad debe organizarse de tal modo que consiga generar en cada uno de sus miembros el sentimiento de que pertenece a ella, de que la sociedad se preocupa por él y, en consecuencia, la convicción de que vale la pena trabajar por mantenerla y mejorarla[6].
A partir de esto, se da un debilitamiento por parte de las instituciones públicas, o las que están a cargo de una rama del Estado. Por ejemplo, el Hospital San Juan de Dios, no pasó ningún examen que realizó el Ministerio de Salud a principios de este 2011, y está funcionando hoy día, esto no es más que el reflejo de que la Caja Costarricense del Seguro Social con 70 años de existencia, está en decadencia y tiene fallas muy graves. No satisface, en muchos casos, las necesidades de la mayoría de la población que no puede pagar un servicio privado.
Esto crea la desconfianza en el sistema, mala imagen de los políticos, debilitamiento del aparato estatal y de sus instituciones, también crea deslegitimación del mismo porque según la teoría iusnaturalista del Derecho Internacional Público dice que el ser humano debe ser el centro de acción de toda norma que el Estado vaya a crear para enaltecer la condición humana. Si no se cumple esto entonces el sistema o el Estado queda deslegitimizado porque no cumple con su función.
La oposición costarricense desde 1949 se ha caracterizado por ser anti-liberacionista y solo le ganan cuando se ponen de acuerdo y dejan a un lado sus diferencias políticas para unirse en contra de alguien, sin embargo, siempre se separan a la hora de obtener el poder entonces es donde Liberación Nacional recupera el poder. Lo importante aquí no es que Liberación Nacional es el malo de la película ni que los opositores son unos inútiles que no pueden contra Liberación Nacional, lo importante aquí es que si la oposición se une puede lograr muchas cosas.
Si las fracciones parlamentarias se pusieran de acuerdo para sacar a este país adelante lo podrían hacer perfectamente. Hoy en día el Directorio de la Asamblea Legislativa está bajo el mando de la oposición lograron lo que querían, destronar a Liberación Nacional, sin embargo, es ahí donde veo uno de los graves problemas de los diputados nacionales, es que andan en busca de dañar al otro para obtener el poder y ya, no andan en busca de obtener el poder para gobernar a favor de los costarricenses y no a favor de sus propios intereses y dejar ver a Liberación Nacional como el malo con ataques directos a la integridad del partido y no con hechos como se debería demostrar que alguien es digno de dirigir las riendas de este país.
Se crea en Costa Rica entonces nuevos intereses de diferentes grupos sociales que están en el área económica del país, y los medios de comunicación muchas veces pueden ser amarillista y no transmitir correctamente la información emitida por el gobierno o por los mismos políticos, diputados o candidatos.
Juan Forch establece que la comunicación y la política están intrínsecamente unidas y que si una no es democrática la otra tampoco y viceversa[7]. Entonces si los medios de comunicación empiezan a tomar en sus manos la agenda política y crean más importancia a esta agenda que a la agenda de la Asamblea Legislativa, como lo dice Constantino, el costarricense entonces va a resaltar lo malo y no ver nunca lo bueno, ya sea un periódico o un noticiero, el costarricense es muy atenido y no busca ni investiga ni va más allá de lo que lee u oye.
La diferenciación social que se ha desarrollado en Costa Rica consiste en la variedad de actores que existen en este territorio, dificultando la representatividad real de los intereses de la mayoría en el gobierno costarricense. Llevando así a una parte de la crisis que no es causa si no que es propiamente de la crisis en sí misma, que es precisamente esto, la falta real de representatividad real de todos los costarricenses en la Asamblea Legislativa, esto lleva a otra fase de la crisis que la deslegitimación del sistema como tal que menciona Pacheco, pero sí es importante resaltar que nuestro sistema permita que los partidos políticos elijan los representantes de la población, sin importar el sistema matemático para eso, es perjudicial para la población costarricense porque las personas realmente no elijen a las personas que, en teoría, representa sus intereses en el poder más importante de Costa Rica.
La fragmentación partidaria y parlamentaria puede ser un arma de doble filo porque significa que se puede decir que los intereses de muchos sectores van a ser representados en la Asamblea Legislativa, sin embargo, en Costa Rica la Asamblea de unos años para acá no logra ponerse de acuerdo en muchas cosas que en otros parlamentos sería de rutina, en una Ley de Tránsito, por ejemplo, donde no contratan técnicos expertos en estos temas se la “juegan” ellos y les sale mal, han cambiado varias veces los mismos puntos en lo que va del 2011, esto es lo que crea la desconfianza en el sistema y lleva a otra causa de la crisis la mala calidad de personal político en el país.
Además de la fragmentación en la Asamblea Legislativa no es tan importante como la falta de identificación de todo la nación costarricense con un color político o con el verdadero apoyo a su candidato antes, en la campaña electoral, y durante, si la gana, durante el ejercicio de la presidencia o el ejercicio de sus diputados (por el partido de preferencia). Pero esto no sucede hay un desligamiento dentro de la sociedad actual de sentirse parte de un partido, más bien, mucha juventud actual le parece esto ridículo y hacen mofa de quienes si luchan por un Costa Rica mejor que los desinteresados también disfrutan y su descendencia también lo hará.
Los costarricenses tienen una paupérrima imagen de los políticos lo que también crea desconfianza en el sistema. Porque al ver que los políticos no se ponen de acuerdo, que muchos proyectos de ley están estancados en la agenda, los medios de comunicación resalta esto, ver que los diputados un primero de mayo hacen todo un escándalo, ver que diputados como José María Villalta (Frente Amplio) llama al pueblo a revolución, a tomar las calles, en vez de agotar todas las vías de negociación sin violencia, es risible, pero más que risible, preocupante.
Estas acciones son lo que debilitan a la imagen pública de todos los políticos este Estado, aunque muchos no sean así pero también salen rascando como se dice popularmente porque se generaliza todo en este país, porque la democracia trata de evitar la violencia y expresar, de una forma real, la voluntad del pueblo más que en manifestaciones, por medio del voto popular.


[1] Pacheco, Francisco: Modernización del Estado Costarricense, 2004, pág. 37
[2] Desconocido
[3] www.costaricaweb.com/general/nuestrademocracia.htm#que significa
[4] Urcuyo, Constantino: Modernización del Estado Costarricense, 2004, págs. 19-27
[5] Pacheco, Francisco: Modernización del Estado Costarricense, 2004, pág. 42
[6] Adela Cortina mencionada por Juan Forch en Costa Rica: Los Desafíos Éticos del Presente, 1998, pág. 103
[7] Forch, Juan: Costa Rica: Los Desafíos Éticos del Presente, 1998, pág. 85

ÉTICA

El costarricense promedio tiene una paupérrima imagen del político costarricense, porque de otros países no tienen la misma imagen porque ven que el sistema realmente avanza y funciona a favor del desarrollo del pueblo.
Obviamente, no de todos los políticos del mundo tienen esta imagen, porque ven de menor calidad a los políticos que apoyan sistemas como el de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y los países árabes y comunistas que quedan subsistiendo en este mundo que cada día más apoya a la democracia, ejemplo de esto lo podemos ver en las manifestaciones en los países del Medio Oriente, en algunos no todos, y en las quejas que tienen los pobladores de ciertos países.
El político debe sus acciones para con el pueblo, ya lo decía Maquiavelo el príncipe debe evitar ser aborrecido y despreciado, debe evitar lo que le pueda odioso y menospreciable[1]. Ya lo decía también Edmund Burke para el representante, los deseos de los electores deben tener un gran peso, sus opiniones merecer un gran respeto, sus intereses contar con la más infatigable atención[2].
Es interesante que los costarricenses vean que cada proyecto de ley o algo importante que promuevan ciertos diputados o políticos y se pregunten ¿quién sabe qué saca con esto? O ¿qué negocio tendrá que le beneficie esto? Porque las promesas hechas en campaña no concretadas una vez que se está en el poder desinfla el ánimo y el impulso cívico y político del costarricense tirándolo hacia el abstencionismo.
El abstencionismo es el cáncer de cualquier democracia. Para las elecciones del 2010 hubo un 31% de abstencionismo[3] en las masas costarricenses. Y ¿a qué se debe el abstencionismo en Costa Rica? Al desinterés real que existe entre la población costarricense y la falta de confianza en el sistema y en que los políticos puedan solucionar los problemas que tiene el país. Según el estudio Abstencionistas en Costa Rica: ¿Quiénes son y por qué no votan?, que publicó la editorial de la Universidad de Costa Rica en el 2005, llegan a la conclusión de que la abstención está estrechamente asociada al nivel socioeconómico y educativo, de tal forma que los sectores desfavorecidos son los que se alejan en mayor medida de las urnas[4]. Entonces vemos que efectivamente el costarricense pierde la confianza y la voluntad cívica y política porque no ve un futuro prometedor en este sistema, aquí radica también muchos de los problemas nacionales como el desempleo, narcotráfico, violencia, etc. porque oyen promesas que no se cumplen y sienten que los políticos se mofan de ellos en la cara.
Los políticos tienen que ver la forma de cómo llegar al poder, entonces aplican varias técnicas para ganarse a la masa, muchas veces incrédulas, a través de los medios de comunicación que no son más que un arma de guerra política que se puede utilizar para realzar la imagen de alguien como para destruir de igual forma la imagen de alguien.
Las promesas hechas en campaña son lo que el pueblo quiere oír pero no es lo que se va a llevar a cabo cuando se gane el poder. Nicolás Maquiavelo nos dice que cuando un príncipe dotado de prudencia advierte que su fidelidad a sus promesas redunda en su perjuicio, y que los motivos que le determinaron a hacerla, no existen ya, ni puede, ni siquiera debe guardarla, a no ser que consienta perderse[5].
La aparente falta de ética de los políticos los coloca en una posición despreciable, en muchos casos, entre los costarricenses que lo único que ven, en los medios de comunicación y en carne propia, es que las instituciones públicas, los ministerios, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial y el Poder Legislativo están fallando más de lo conveniente.
Es cierto, es imposible a que algo funcione al 100%. Sin embargo, vemos sistemas socialistas como el nórdico que estos países han creado a través de la historia y son increíbles en su funcionamiento, pero la perspectiva del costarricense es que aquellos políticos trabajaron y trabajan para el ciudadano y no para los intereses propios.
La ética es importante en cualquier trabajo en que uno labora, ya sea como médico, autobusero, arquitecto, lo que sea, pero los valores en esta sociedad costarricense se están perdiendo. Los sobornos a los policías que laboran en la Fuerza Pública o a los que laboran como Policías de Tránsito carcomen el sistema político costarricense. Toda la vida han existido quien ofrezca y quien acepta, sin embargo, esto no justifica que los ciudadanos costarricenses provoquemos, como pueblo, el colapso mismo del sistema.
No solo los políticos ni las personas que hacen las leyes ni quienes, en teoría, deben poner en funcionamiento estas leyes, son los causantes de la crisis que vivimos hoy en día. La ética del mismo ciudadano está por los suelos. La desconfianza en el sistema también la crea el propio ciudadano que tergiversa al funcionario público y es cómplice al corromperlo o ayudar a que se siga corrompiendo.


[1] Maquiavelo, Nicolás: El Príncipe, Edición Brontes S.L. 2009, pág. 110
[2] Edmund Burke mencionado por Óscar Arias en Costa Rica: Los Desafíos Éticos del Presente, 1998, pág. 81
[3] wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/08/pais2252780.html
[4] wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/08/pais2252780.html
[5] Maquiavelo, Nicolás: El Príncipe, Edición Brontes S.L. 2009, pág. 107

CONCLUSIONES

El costarricense es indiferente a la política nacional o está casi siempre, por no decir siempre, en contra de lo que se haga en la Asamblea Legislativa o en las acciones que se decreta desde el gobierno. La indiferencia cívica es el caldo óptimo del cultivo del totalitarismo[1].
El costarricense no agradece porque tiene una democracia aunque, evidentemente, deficiente en muchas cosas, pero la tenemos. Ya lo decían las críticas de los nazis y de los fascistas la democracia se equivoca al darle el mismo valor al voto de un hombre inteligente que al de alguien que no lo es, afirman que la democracia sirve para aniquilar a los hombre más valiosos, a los verdaderamente fuertes e inteligentes, en beneficio de la suma de los débiles e imbéciles[2].
El cambio hay que hacerlo ya, hay que concientizar a las personas para que se interesen más en la política nacional, para que el abstencionismo sea el mínimo en una sociedad que se jacta de ser democrática, se cree la Suiza centroamericana, que somos un ejemplo democrático para todos los demás países en el mundo entero.
Las personas, en general, deben ser más éticas en su actuar, como dijo John F. Kennedy no hay que preguntarse lo que el país debe hacer por uno sino qué puede hacer uno por el país, la crisis en el sistema político costarricense se debe a varios factores ya sea por los actores mismos de la política pero también lo somos los actores indirectos de la política, el costarricense promedio por su indiferencia no ayuda al progreso del país, de nada vale pedir si no se da.
Los medios de comunicación tienen que ser justos y reales con lo que transmitan y publican porque de ellos es también la causa del desinterés y negativa del pueblo costarricense hacia la política que les debería interesar porque lo que pasa en la Asamblea Legislativa le concierne a todos y cada uno de los y las costarricenses sea bueno o malo, no es justo para nadie que se centren solo en lo negativo.
Hace falta presupuesto para muchas cosas, pero en realidad es que está mal distribuido, lo realmente importante para hacer el cambio desde la política es que los políticos costarricenses les hace falta voluntad para cambiar el sistema de nuestro país, no les sirve para sus intereses personales hacer un cambio en la forma en que se eligen los diputados, por ejemplo, que yo apoyo a hacerlo como el alemán donde uno puede votar por el partido y por el diputado directamente, así el costarricense vería y conocería realmente quien es el que está sentado en las curules de la Asamblea Legislativa y tal vez así podría el costarricense atención real de lo que pasa en Zapote y en Cuestas de Moras.


[1] Arias, Óscar: Costa Rica: Los Desafíos Éticos del Presente, 1998, pág. 80
[2] Pacheco, Francisco: Introducción a la Teoría del Estado, 2010, pág. 164