Persia tenía un ejército incomparable en magnitud, sin embargo, sus tácticas de guerras dejaban mucho que desear y su debilidad se ve manifiesta cuando el rey Filipo de Macedonia alrededor del año 350 a.e.c. empezó una política expansiva de su reino y fue así como poco a poco fue unificando a Grecia, y así como fue que organizó un ejército para invadir a Persia, sin embargo, Filipo fue asesinado y Alejandro Magno tuvo que reunificar a Grecia para invadir Persia.
Alejandro Magno fue conquistando las diferentes ciudades persas y en la tierra donde moraban los hebreos y egipcios fueron recibidos como héroes, sin embargo, mientras Alejandro estaba en Egipto los hebreos se revolucionaron mostrando fidelidad a Persia, pero fueron mermados cuando Alejandro subyugó a los hebreos al regresar de Egipto. Los persas fueron derrotados en Mesopotamia y los macedonios empezaron a reinar sobre los hebreos.
Alejandro siguió una política de tolerancia religiosa al intentar de hacer la unión entre los pueblos de occidente y de oriente medio. Tras su muerte sus militares con más alto rango se dividieron el imperio, imponiendo una minoría griega en las regiones dominadas por los griegos, estos griegos no llevaron a cabo una tolerancia religiosa, lo que llevó a una política de asimilación de los pueblos conquistados a la cultura griega.
Los hebreos se vieron prohibidos a ser circuncidados, el Templo fue tomado como centro de fiestas paganas de los griegos, se prohibió celebrar el Shabat, leer la Torah, entre otras medidas cuyo final era la asimilación de los hebreos al pueblo griego.
Los hebreos no hicieron nada para poder revertir estos mandatos que perjudicaban a la identidad nacional, religiosa y cultural del pueblo hebreo. Además los distintos dirigentes de Macedonia querían estos territorios y pasa bajo guerras constantes.
El pueblo hebreo se ve en una encrucijada religiosa como nunca antes, hay Sumos Sacerdotes que no tienen que ser Sumos Sacerdotes puesto va en contra de la Torah pero a favor de la democracia helenística griega que invadió a Judá. Había hebreos que helenizaban y había hebreos que repudiaban esas costumbres, ya habían aprendido de la historia lo que pasaba cuando se tomaban culturas extrañas y se insertaban dentro del pueblo.
Fue cuando el Sumo Sacerdote Menelao (Sumo Sacerdote ilegal dentro de las Leyes de la Torah) puso como templo de Zeus el Templo que fue construido para el Eterno Dios de Israel, fue cuando los Macavim (Macabeos) una familia celosa de la Torah y del Eterno alzaron lucha contra el ejército griego y ganaron la batalla, restaurando el Templo para su fin original y para purificarlo se dio un milagro, lo que hoy celebramos como Januká, a partir del año 164 a.e.c.
Entonces los líderes de la revolución buscaron tener la independencia política que no tenía el pueblo hebreo desde el rey Joaquim quien fue el último rey en gobernar con total independencia política antes de la llegada de Nabucodonosor II, sin embargo, hubo corrupción y los líderes de la revolución estaban perdiendo aliados dentro del pueblo hebreo. Y lo lograron con Simón Macabeo quien logró la exención de impuestos de los restos del imperio macedonio y buscaba la protección de Roma que se alzaba como reino.
Juan Hircano prosiguió y se proclamo rey, extendiendo su reino y judaizando a los habitantes de la Tierra Prometida. Aquí es donde nacen los fariseos que es una fuerza política que intentaba imponer una forma de aplicar e interpretar la Torah. Sin embargo, eran reprimidos y se levantaron en contra de la monarquía con ayuda extranjera, el judaísmo empezaba a hacerse más fuerte dentro de Israel y la helenización chocaba más fuerte que nunca contra el pueblo hebreo. Todo esto llegó a su fin con la invasión y dominio del Imperio Romano.
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