Entonces, Persia dominó sobre el pueblo hebreo desde el 539 a.e.c. hasta el año 331 a.e.c., comenzando con el rey Ciro el Grande. Este rey persa publicó un edicto permitiendo a los diferentes pueblos revueltos por Babilonia a regresar a su tierra de origen para que sirvieran a sus dioses, así fue como el pueblo de Israel regresó a la Tierra Prometida terminando su exilio a Babilonia y tuvieron la oportunidad de reconstruir el Templo que había sido arrasado por Nabucodonosor en una segunda invasión a Judá.
Los hebreos utilizaron la Torah como constitución política ya que Esdras, Nehemías, entre otros personajes tenían puestos importantes en el tiempo de Ciro el Grande y pudieron instituir la Torah como constitución política del pueblo hebreo pero bajo las órdenes del rey persa.
Entonces, sucedió que Hanán un militar importante en el tiempo de Jerjes I, conocido como el rey Asuero, intentó de engañar al rey Jerjes I para que exterminara al pueblo hebreo, pero Jerjes I se dio cuenta que estaba casado con una hebrea, Ester, y evitó así la exterminación del pueblo hebreo, alrededor del año 460 a.e.c. y desde entonces se celebra la fiesta de Purim.
Los hebreos se vieron influenciados por la cultura persa así que su sistema económico, político, cultural, espiritual y demás aspectos que definen a un pueblo, se vieron influenciados por los persas, sin embargo, hubo un remanente importante que nunca se alejó de las costumbres escritas en los libros de Moisés y hubieron otros que sí se asimilaron a otras culturas y perdieron su lengua hebrea y otras costumbres.
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