martes, 20 de marzo de 2012

CHINA

                  El siglo XX ha registrado un gran progreso de los derechos humanos en todo el mundo. También en este siglo el pueblo chino cambió radicalmente su destino. China entró al siglo XX en una situación de profunda humillación entre el rugido de los cañones, cuando las fuerzas de las Ocho Potencias invadieron Beijing en el año 1900. El país estaba al borde de la destrucción y los derechos humanos eran completamente conculcados. Durante 100 años, a partir de mediados del siglo pasado, debido a su pobreza y atraso, China se vio obligada a encarar centenares de guerras de agresiones grandes y pequeñas, lanzadas por las potencias occidentales, y firmó más de 1,000 tratados desiguales. Consecuentemente, las riquezas de China fueron robadas, y la vida y la dignidad del pueblo fueron objeto de abrumadoras vejaciones.
                  El pueblo chino, que sufrió enormemente por la guerra, la pobreza y la falta de derechos humanos, desplegó una larga y persistente lucha para obtener la paz, el desarrollo y los derechos humanos, pagó un alto precio. Solamente en 1949, con la Fundación de la República Popular China, el pueblo puso fin a la historia de ser objeto de amenaza y opresión, y obtuvo un nivel inicial de respeto y derecho como seres humanos.
              El Gobierno y el pueblo de China en general han hecho esfuerzos incansables para alcanzar el objetivo de la materialización plena de los derechos humanos, y han logrado un éxito que destaca en el mundo entero. Especialmente desde el inicio de la política de reforma y apertura al mundo exterior, implantada a finales de 1978, el Gobierno chino ha combinado los principios de los derechos humanos con las condiciones reales del país, ha persistido en poner los derechos a la subsistencia y al desarrollo en primer lugar, ha fortalecido la construcción de la democracia y del sistema legal en el marco de la reforma, el desarrollo y la estabilidad, y ha promovido lo derechos humanos en todos los sentidos. De esta forma ha cambiado profundamente las características sociales de China.
                  En apenas 20 años, el número de pobres en China se ha reducido en más de 200 millones, la gente en todo el país tiene ahora suficiente comida y vestimenta. Están haciendo progresos constantes hacia una vida modestamente acomodada. También se han alcanzado notables progresos en la construcción de la democracia y del sistema legal, lo que ha derivado en una gran mejora de la percepción del pueblo sobre el ejercicio y el goce de los derechos civiles y políticos. En pocas palabras, en el pasado siglo, las condiciones de los derechos humanos en China han experimentado cambios sumamente notables.
               China se ha incorporado a 17 convenciones internacionales sobre derechos humanos, y el hecho de que China haya firmado la Convención Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Convención Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos en los dos últimos años, demuestra la determinación del Gobierno chino a promoverlos derechos humanos. China continuará mejorando los derechos humanos y participando en diálogos y cooperación con otros países para promover el sano desarrollo de la causa de los derechos humanos mundiales.
Violaciones de Los Derechos Humanos por parte de China:
1. Libertad de expresión y religión. Miles de personas son detenidas y condenadas cada año por ejercer el derecho a la libertad de expresión y a la libertad de religión. Un dato que refleja esta realidad es el aumento de controles gubernamentales a las ONG y a los medios de comunicación, incluido Internet.
2. Reubicación forzosa de comunidades enteras con el fin de obtener terreno para la realización de obras públicas, como: las Tres Gargantas, las instalaciones olímpicas en Beijing. El derribo de los ancestrales Hutongs en pleno centro de la capital china es el ejemplo que refleja esta reubicación forzosa.
3. Procedimientos judiciales. Existe un vacío en los derechos de los detenidos, sobretodo, durante el proceso de detención, juicio y sentencia. No existe protección y ley que vele por los derechos del detenido, tampoco hay independencia entre el poder judicial, legislativo y ejecutivo. Continúa la práctica de detenciones con cargos vagamente definidos y carecientes de supervisiones judiciales, en los cuales se aplica la fórmula de ‘reeducación por el trabajo.
4. Abusos y tortura contra los prisioneros tanto en las cárceles como en los campos de trabajo.
5. Pena de muerte. Sigue vigente, se calcula que alrededor de 10.000 personas son ejecutadas al año. También, se han registrado casos de castigos capitales, a pesar de que la ley internacional dictamina que la ejecución pública es una violación de la dignidad humana.
6. Recolección de órganos de prisioneros condenados para trasplantes. La necesidad de órganos para trasplantes conlleva a la realización de procesos judiciales ilícitos o abusivos.
7. Acatamiento de prácticas abortivas y esterilización como prácticas de planificación familiar, llevadas a cabo por oficiales locales.
8. Abusos laborales. La ley de los trabajadores chinos les prohíbe formar organizaciones independientes y no recoge la protección del derecho a la huelga. Existe una organización que representa legalmente a los trabajadores, ‘Federación China de Sindicatos’ (ACFTU), pero sus oficiales están controlados por las autoridades locales y los comités del PCCH.
9. Minorías. Existe marginalización, exclusión, control y desatención de las minorías étnicas. AI, además, denuncia que China utiliza el terrorismo de Estado contra la comunidad de los Uigur en nombre de la lucha contra el terrorismo internacional. La organización critica que decenas de millares de personas han sido detenidas y acusadas de cargos terroristas.
Entre los derechos violentados encontramos: el derecho a la igualdad entre seres humanos, sin importar sexo, raza o religión y el trato fraternal entre estos (Art. 1 y 2), su derecho a profesar cualquier culto religioso (Art. 18), el derecho a la libertad de expresión y manifestación pacífica (Art. 13, 18, 19, 20), el derecho a un juicio justo y sin tortura (Art. 5, 7, 8, 9, 10 y 11), el derecho a la no discriminación (Art. 7 y 8), y el derecho a una vida digna (Art. 3), según la Declaración Universal de los DDHH de 1948.

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